El Gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, hizo un llamado a repensar y transformar las estrategias en la lucha contra las drogas. La principal premisa, es construir desde la dignidad y el respeto por el territorio, con una orientación en reducir el consumo y controlar la oferta de sustancias psicoactivas, especialmente en niñas, niños y adolescentes, como parte de una política antidrogas que se construya desde el territorio, con enfoque humano y soluciones estructurales.
En el Consejo Seccional de Estupefacientes se expuso que, entre enero y abril de 2025, se registraron 46 intoxicaciones por sustancias psicoactivas en el departamento. La mayoría de casos corresponden a jóvenes y adultos jóvenes; el 78% de los afectados son hombres, con niveles educativos de básica primaria y secundaria. Entre las sustancias involucradas están la cocaína, alcohol, marihuana, y otras menos frecuentes como escopolamina, bazuco, éxtasis, heroína y hongos alucinógenos.
La directora del Instituto Departamental de Salud de Nariño, Ana Belén Arteaga, destacó: “En 2023, Nariño registró 225 casos, frente a 220 en 2024. Aunque se observa una leve disminución, preocupa el análisis de las intoxicaciones, ya que evidencia que la población con mayor consumo es la adolescente y joven. Además, más del 30% de estos casos ocurre en el entorno del hogar, lo cual nos exige fortalecer las medidas preventivas desde la educación en la familia, las instituciones escolares y la sociedad en general. Esta debe ser una apuesta del Consejo Seccional de Estupefacientes para generar estrategias efectivas de prevención”, lo que refuerza el llamado del Gobernador a construir entornos protectores y políticas de prevención que lleguen primero que el consumo.
El enfoque de “paz total” en Nariño se construye desde el territorio y se implementa con programas de sustitución de cultivos, con acuerdos para reemplazar 20.000 hectáreas de coca a través de modelos de transferencias monetarias, cultivos de ciclo corto y fondos rotatorios, en beneficio de las familias.
Además, la lucha contra las drogas debe articularse con la protección del medio ambiente y las culturas ancestrales, mediante acciones climáticas y de conservación de la biodiversidad. Esta estrategia articula infraestructura, diálogo con las comunidades y protección ambiental como pilares de una política antidrogas integral y sostenible.
Nariño está marcando la pauta nacional al vincular sustitución y formalización en una política antidrogas más integral, que se construye con paz territorial, justicia ambiental y alternativas reales para la vida.
