Con enfoque territorial, Nariño consolida el modelo de reintegración hacia la paz con Comuneros del Sur

Con el propósito de construir la ruta para la reincorporación, bajo principios de voluntariedad, justicia restaurativa, acción sin daño y un enfoque diferencial e interseccional, en Nariño se socializó el Programa de Reintegración Integral para la Paz y la Transformación Territorial con Comuneros del Sur.

Esta iniciativa, que prioriza el diálogo y la transformación de las condiciones de vida en los territorios, marca un paso histórico hacia la paz territorial. El programa, pionero a nivel nacional, articula componentes comunitarios, educativos, productivos y de reconciliación. Su estructura contempla cuatro ejes de trabajo: reintegración política, social, comunitaria y económica, proyectando una transición a la vida civil con garantías en salud, educación, vivienda, bienestar psicosocial, justicia y proyectos productivos.

“Lo que se está haciendo con la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) es un paso muy importante para nosotros, porque nos da esperanzas de reencontrarnos con nuestros seres queridos, de tener una vida diferente, sin persecuciones ni altibajos. Este proceso incluye a los territorios, a los niños, adolescentes y comunidades que también han sufrido esta guerra”, señaló Ana Milena García, gestora de paz de Comuneros del Sur.

El proceso de construcción del programa, respaldado por la ARN, incluyó talleres participativos en los resguardos del Gran Mallama, La Montaña y El Sande, donde los exintegrantes priorizaron la educación, la salud, la reunificación familiar y la generación de empleo como ejes centrales de su reincorporación.

“La reincorporación representa la posibilidad de trabajar con más libertad, con tranquilidad, con nuestras comunidades. El reto es seguir construyendo de la mano de los territorios. Por eso, es urgente que exista un marco jurídico que haga viable esta transición a la vida civil”, afirmó Omar Robinson Vallejo, integrante del proceso de paz de Comuneros del Sur.

Uno de los puntos estratégicos es la localización progresiva de los excombatientes en el resguardo del Gran Mallama, actualmente en proceso de consulta previa. “Estamos esperando la respuesta de la autoridad de consulta previa para iniciar, junto con la Gobernación de Nariño y las comunidades, la implementación logística y territorial del acuerdo firmado en julio”, explicó Carlos Erazo, negociador del Gobierno Nacional.

Este modelo de reintegración se convierte también en una escuela de liderazgo y reconciliación, integrando rutas de formación ciudadana, participación electoral, prevención del estigma, economía del cuidado y proyectos asociativos con enfoque ambiental.

“Reafirmamos nuestra apuesta por la paz territorial. Esta iniciativa representa la consolidación de un proceso que nace desde los territorios y se proyecta hacia el país. No hablamos de sometimiento, hablamos de arraigo, de justicia y de transformación estructural”, destacó Roger Garzón, negociador de Comuneros del Sur.

La administración departamental, comprometida con el seguimiento a las acciones de los procesos de diálogo y negociación de paz en Nariño, acompaña este proyecto de transformación territorial. Así lo expresó Alex González, Subsecretario de Paz y Derechos Humanos: “La paz se construye desde abajo, en los rincones donde nunca antes se había escuchado la voz de la esperanza. En Nariño, la paz es sinónimo de inversión pública y transformación real. Este es un gobierno de diálogo, presencia territorial y justicia social”.

Este paso consolida un modelo replicable para otros procesos de reintegración en el país. Desde Nariño, la paz se siembra con hechos: donde llega el agua, la salud, la educación y la dignidad, la guerra retrocede.

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